Consulta nuestros tratamientos a los síntomas clásicos

Para empezar con nuestros tratamientos, te presentamos una serie de enlaces a fichas donde abordamos los referidos a los síntomas clásicos. Es el primer grupo, que será seguido por los síntomas de relación y, en tercer lugar, por los síntomas contemporáneos. Los tres los hemos introducido siguiendo un juego con el cine, donde observamos también una clasificación que diferencia las películas clásicas de otras más contemporáneas. 

Para que puedas navegar según tu interés, te proponemos que identifiques tus síntomas a partir de imágenes de películas famosas. No obstante, no olvidamos la fragilidad de estas clasificaciones, pero las utilizamos aquí para no estigmatizar de entrada aquello que nos afecta. 

El séptimo arte ha sabido tocar lo más propio de cada uno de nosotros convirtiéndolo en historias universales. Sin duda, esta gran paradoja ha sido promovida por el vehículo de la identificación. Como dijo el crítico de cine francés, Serge Daney, las películas no sólo hablan de nosotros, sino que «nos dicen». Se convierten en nuestra voz, la que ha tejido no la historia común, tal o cual guion, sino la historia particular de uno. Como sucede con el síntoma, la película nos ha elegido a nosotros para contar nuestra historia.

Las fichas de los síntomas clásicos, una a una

En primer lugar, empezamos por la angustia, que es quizás el síntoma más paradigmático, pues acompaña a buena parte de los demás. Seguiremos con la depresión, que se la ha llegado a calificar de epidemia de nuestra época. Después pasaremos a las obsesiones, a todo tipo de conductas ritualizadas, intentando desvelar el secreto que las anima. A continuación, hemos situado los miedos y las fobias. Un paso previo necesario antes de tratar los ataques de pánico, donde el sujeto ha perdido la referencia mínima del objeto para confrontarse a un horror.